Las almas repudian todo encierro
-por Pablo Cortondo-
Que te puedo decir yo, él ya lo dijo todo en esa canción. No hay nada más para decir, sólo repetirlo y volver a decir las cosas de otra forma, con otras palabras. Siempre me pregunté que pasaría si tengo la posibilidad de viajar en el tiempo para ver el momento exacto en donde grandes de la música compusieron mis canciones favoritas.
“Flaco, ¿no te parece que es un poco larga la cantata?”
Pocos son los artistas que logran captar la atención de las personas por tanto tiempo, por lo menos la mía.
La música, la melodía, el mensaje, absolutamente todo es brillante. No hay nada demás. Ni nada le falta.
Aparte a quién más que a nosotros, los jóvenes, nos sirve de verdad que alguien nos diga que mañana es mejor. Estoy harto de escuchar lo contrario. Supongo que a todos les pasó, ya que todos alguna vez fueron jóvenes. Pero ahora me toca a mí, éste es mi momento. Mi alma no se banca el encierro, yo sí me quiero ensuciar las manos como siempre. Ojalá que todos quieran hacerlo, que nadie se quede en lo fácil, en lo cómodo.
Es inevitable no hacerla mía, el flaco me lo canta a mí, a los que son como yo. Tenemos tanto para decir, tanto para hacer, que no sabemos por donde empezar.
Igualmente, por momentos la razón se apodera de mi cabeza y entiendo que es para todos los órdenes de la vida. El artista escribe para todos, no sólo para un nicho. El mensaje es universal, cualquier persona que esté por salir a la vida tiene que hacer suya la cantata. Por eso no importa cual sea “todo camino puede andar”.
“Flaco, ¿no te parece que es un poco larga la cantata?”
Pocos son los artistas que logran captar la atención de las personas por tanto tiempo, por lo menos la mía.
La música, la melodía, el mensaje, absolutamente todo es brillante. No hay nada demás. Ni nada le falta.
Aparte a quién más que a nosotros, los jóvenes, nos sirve de verdad que alguien nos diga que mañana es mejor. Estoy harto de escuchar lo contrario. Supongo que a todos les pasó, ya que todos alguna vez fueron jóvenes. Pero ahora me toca a mí, éste es mi momento. Mi alma no se banca el encierro, yo sí me quiero ensuciar las manos como siempre. Ojalá que todos quieran hacerlo, que nadie se quede en lo fácil, en lo cómodo.
Es inevitable no hacerla mía, el flaco me lo canta a mí, a los que son como yo. Tenemos tanto para decir, tanto para hacer, que no sabemos por donde empezar.
Igualmente, por momentos la razón se apodera de mi cabeza y entiendo que es para todos los órdenes de la vida. El artista escribe para todos, no sólo para un nicho. El mensaje es universal, cualquier persona que esté por salir a la vida tiene que hacer suya la cantata. Por eso no importa cual sea “todo camino puede andar”.
Pablo Cortondo
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